domingo, 27 de febrero de 2011

Nuestro Padre Jesús Cautivo en su Prendimiento

La imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo en su Prendimiento, es una obra del imaginero sevillano Fernando Murciano Abad para la Cofradía de Dolores.

Esta talla, viene a reemplazar a la de Jesús Nazareno, obra de Guerra Felipe (1863), que hasta el momento de la adquisición del Cautivo, era adaptada para representar también el momento en que Jesús es apresado en el Huerto de los Olivos. 

La imagen del Señor Cautivo, esta realizada en madera de cedro, policromada al óleo, mide 175 cm de altura, aproximadamente, y  esta dotada de un fuerte naturalismo y serenidad emocional, respondiendo al modelo realista de Jesús, cuyo origen, según autores como  Santiago Sebastián, se encuentra en el modelo siriaco que lo representa como un hombre maduro en la plenitud vital, con barba negra y cabellos largos, recreando el tipo racial de Palestina o Siria.

En este caso el rostro del varón, recio y viril, se encuentra demacrado por el dramático momento vivido en el  Huerto de los Olivos, momentos antes de su arresto. Maniatado y cabizbajo, Cristo se ha entregado a los captores sin oponer resistencia, resignado ante el sacrificio que le aguarda. 

Esta efigie supone la primera creación a tamaño natural de Fernando Murciano desde su aplaudido Caído para la Carlota (Córdoba).   


Santísima Virgen de la Amargura

La imagen ha sido labrada por el artista Sevillano, Fernando Murciano Abad para procesionar el Lunes Santo en el cortejo de la Cofradía de Dolores, tras los pasos de la Coronación de Espinas y la Primera Caída en la Vía Dolorosa. Esta talla realizada en el año 2009, viene reemplazando a otra realizada en madera de roble y policromada por Juan J. Castro , en el año 2002, la cual sustituyó a su vez a otra antigua talla del Museo Diocesano de Mondoñedo. La imagen de Fernando Murciano, bajo la advocación mariana de Amargura, nos presenta a una talla modelada en madera de cedro, con policromía al óleo, livianas veladuras y una altura de 167cm. Su afligido semblante, ligeramente inclinado hacia el lado derecho, lleva ojos y lagrimas de cristal, pestañas rectas de pelo natural en los parpados superiores, y las dos coronas dentarias, paladar y lengua, modelados separadamente de la pieza para luego ser insertados en la misma. El cuello, largo y esbelto, se halla suavemente anatomizado, y las manos, de finos dedos, se presentan extendidas y muy crispadas por el dolor, sosteniendo un pañuelo de encaje la derecha, a modo de curiosidad, comentar que la imagen posee su cabellera tallada y recogida en un moño bajo, con un peinecillo dorado en oro fino en el que figura estampada la firma del escultor, y que en el interior de la devanadera ha sido colocada una estampa con reliquia de Fray Leopoldo de Alpandeire. El canelero interno, propio de las efigies vestideras de este tipo, a sido llevado a cabo por el escultor e imaginero sevillano Enrique Lobo Lozano.




En palabras del propio Murciano " ha sido una pieza trabajada con esmero y sin prisas, en la que he querido probarme como creador de Dolorosas, iconografía mariana que no he tenido la oportunidad de trabajar con frecuencia a tamaño natural". El resultado es una sugestiva escultura en la que el autor fusiona su personal impronta con la influencia del estilo de dos conocidos artífices contemporáneos que han jugado un importante papel en su trayectoria: el onubense Sebastian Santos y Juan Manuel Miñarro.