jueves, 8 de septiembre de 2011

La Primera Caída de Nuestro Señor en la Vía Dolorosa

El Señor Caído de la ciudad de Ferrol, se trata de una de las imágenes incorporadas a la Semana de Pasión a finales de la década de los ochenta, para participar en el cortejo del Lunes Santo, en un principio formando pareja con una talla de San Juan Evangelista y finalmente solo . En el año 1988, se crea en el seno de la Hermandad un nuevo tercio de carácter mixto, el de la Primera Caída de Nuestro Señor en la Vía Dolorosa, vistiendo estés nazarenos un hábito en tonos purpuras y morados hasta el año 2003 en el que incorporan el dorado manteniendo el morado.


La talla representa a Jesús camino del calvario con la cruz a cuestas, rodilla en tierra e intentando sostener el elevado peso de la cruz, plasmando una de las caídas de Jesús recogidas en el Vía Crucis.
La imagen que fuera encargada por la Junta de Gobierno al cofrade J. José Castro, ante la necesidad de una imagen titular para el nuevo tercio creado, se trata de una talla de tamaño inferior al natural que carga con una cruz arbórea y de dulces facciones en su rostro, coronado de espinas, y expresiva mirada afligida.


Su esquema corporal sigue los modelos típicos de representación iconografica de esta escena del Vía Crucis, donde nos presentan a Jesús aferrándose a la cruz con una mano y la otra tocando tierra, en acción de aplacar la caída, mientras que una de sus piernas se encuentra flexionada con la rodilla tocando el suelo, y la otra  pierna se atrasa levemente, dándole sensación de movimiento a la imagen. La efigie ferrolana además, guarda una curiosa similitud con Nuestro Padre Jesus de las Penas, Nazareno caído de la sevillana Hermandad de las penas de San Vicente, una talla anónima del siglo XVII atribuida a la escuela de Pedro Roldán, que se trataba de una imagen de factura entera, que fue mutilada para poder ser vestida, y de retablo de ahí que su cabeza este tan ladeada y no mirando hacia el frente. El caso de la imagen ferrolana que también ladea su rostro hacia el espectador no es a causa de haber sido una talla entera y posteriormente reformada para poder ser revestida con túnica, sino que se trataba de un busto del Cristo de Limpias que fue adaptado a un cuerpo para poder procesionar durante la Semana Santa.


El Cristo viste una sencilla túnica en terciopelo negro ceñida a su cintura con un cíngulo de seda, carece de culto publico ya que su función ha sido siempre procesional y es llevado a hombros cada Lunes Santo por los cofrades portadores de la Santa Mujer Verónica.




Santísimo Cristo Yacente


De los tres Yacentes existentes en la ciudad, el de la Cofradía de Dolores es el de creación más reciente, realiza su salida en la procesión de la Penitencia en la noche del Miércoles Santo, aunque esta procesión salió originalmente en la madrugada del Viernes Santo, tras la recogida de la procesión de "Os Caladiños", en unas sencillas andas con la imagen de María arrodillada y orante (Virgen de la Esperanza) ante el Cuerpo inerte y sin vida de su divino hijo, pero al tercer año se trasladó a la noche del Miércoles Santo. 
Esta procesión recorrería un itinerario que abarcaría diferentes barrios extremos de la ciudad, y así, cada 2 años variaría su trayecto, finalmente con los años paso a recorrer las calles del barrio de la Magdalena, participando solamente en esta procesión los tercios numerarios de la Hermandad.


Con la creación del tercio y planeando la nueva procesión, la Cofradía pensó en la adquisición de una obra del imaginero ferrolano Guillermo Feal, el cual ya tallara el Cristo yacente de la Cofradía de las Angustias. Se trataron las primeras condiciones de pago y el imaginero comenzó con los primeros esbozos de la obra, modelado en barro del boceto inicial y encolado de los primeros tablones, pero finalmente a la Cofradía le fue imposible hacer frente al pago por la obra, por lo que se le encargo al cofrade Juan José Castro la elaboración de un Cristo Yacente, el cual realizó y policromo antes de la Semana Santa de 1988. 


La imagen esta concebida como la representación de Jesús sedente, tras el descendimiento de la cruz y en un estadio previo a la inhumación, respondiendo a los pasajes bíblicos de la sepultura de Cristo ( Mt 27, 57-61/ Mc 15, 42-7/ Lc 23, 50-6 y Jn 19, 38-42). Presenta una postura acorde con los síntomas de la crucifixión con brazos y piernas rígidos por el rigor mortis, la talla tiene cabellera natural y esta exenta de grandes cantidades de sangre limitándose esta a las marcas de la Pasión en costado, frente, rodillas, pies y manos del Salvador. Las facciones del rostro recuerdan a las de la imagen del Nazareno que tallara Guerra Felipe y que procesiona el Viernes Santo en el Encuentro. 


La imagen que carece de culto público durante el año, procesiona sobre un trono de orfebrería plateado adquirido en los talleres de Orobio de la Torre de Ciudad Real.